martes, 29 de septiembre de 2009

29 de septiembre

Al igual que el universo, pasa lo mismo con la vida cotidiana de uno: es inevitablemente dual. Por ejemplo el día de hoy para mi. Por un lado me levanté con un no poco notorio dolor de cuello, me está saliendo la muela del juicio inferior derecha, y cuando subí al techo encontré la desagradable sorpresa de que algún gato ya ha tomado como costumbre el hacer sus necesidades en las macetas de mis incipientes plantitas, para luego destrozar todo lo que hay en ellas. Todo eso combinado me predispuso en un estado alto de intolerancia para con las demás personas, lo cual como es lógico, va repercutiendo en el desarrollo del día.

Sin embargo, por otro lado hay elementos que son sumamente agradables, como el hecho de que al ser una semana de jornadas antropológicas no hay clases de las materias de ese departamento en la Facultad, y en consecuencia en vez de hoy tener que soportar cuatro horas de biblioteca, para después soportar cuatro horas de teórico (que ya nisiquiera los dará la mágica María Victoria P.) ya estoy en mi casa y voy a poder ver el partido del Barcelona ante el Dinamo de Kiev por la Champions League. También podría sumarse algún otro elemento interesante, como el haber leído un pequeño escrito de Hesse titulado "Las voces y el santo", muy inspirado y de muy recomendable lectura (aunque creo que Enrra lo disfrutaría particularmente), o el hecho de que mi hermana G. haya tenido el impulso (inédito) de limpiar el piso de mi cuarto.

Así, como todo, mi cotidianeidad también es dual.

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